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miércoles, 2 de junio de 2010

“No es ilegal, pero no está bien hecho”

Pregunta: ¿Hasta qué punto es ético que un canal privado de televisión tenga trato con el gobernante de turno?

Por: Karen Verónica Mejía Soto. Ética Profesional

Analizando la situación actual colombiana, donde el manejo del discurso presentado en los noticieros evidencia notoriamente que el diario vivir de los medios de televisión es su constante relación con el gobernante de turno, se puede anteponer que este caso ético ha pasado de ser un ejemplo a no seguir, a un evento de la cotidianidad.

Salvo a ciertos medios considerados independientes, todos manejan una postura política clara que termina manipulando la realidad, dependiendo del medio y del gobernante, la verdad mostrada varía. Por supuesto no tiene nada de pertinente que un canal de televisión tenga relación con algún gobernante, se pierde la veracidad y la autonomía, factores que caracterizan la labor de un periodista ejemplar.

De acuerdo con Javier Darío Restrepo, quien expuso en su Consultorio Ético que “Cualquier medio de comunicación que preste el servicio de información pública, se debe a la sociedad en forma tan completa que cualquier intento de ponerlo al servicio de un interés privado, adquiere carácter de una usurpación. Está en su derecho la textilera o la ensambladora de autos o la embotelladora de refrescos que tiene trato con los gobernantes, si no está de por medio el interés público”. Un canal de televisión pierde su enfoque al buscar un beneficio que esté de acuerdo con las necesidades del gobernante de turno.

Existe otra característica que contribuye a la desviación ética del medio, los propietarios de los grandes canales de televisión colombiana pertenecen a ciertos grupos de personas que manejan relación con el poder público y del mismo modo poseen gran parte del poder económico del país. Este es el caso del grupo Santodomingo, dueños Caracol TV y el señor Juan Guillermo Ardila Lule, del canal RCN.

El periodista Wilmar Vera Zapata, dice “Hay que tener en cuenta que nuestros canales son un negocio de un conglomerado, entonces cuando un canal se pone a tener relación con el gobernante de turno no es tanto el canal sino el grupo empresarial, es decir los dueños, por lo tanto el canal como tal es una “patica del pulpo”, el pulpo como tal es el que tiene la relación con el poder”. Se evidencia un problema de autonomía, ya que si determinado miembro del gobierno es atacado, inmediatamente se comunica con la sociedad propietaria y ésta enseguida envía la notificación al canal de no hablar más sobre ese tema, situación que resulta ser peyorativa hacia el ejercicio de la profesión, además de lamentable, pues son pocas las alternativas que existe para independizar los noticieros de la línea de intereses políticos del canal en general.

Es necesario tener en consideración que el canal de televisión en cierta medida y hasta cierto punto maneja relación comercial con el gobernante de turno. “Depende de los acuerdos, existe la pauta publicitaria que la deben manejar los asesores comerciales del canal y no los periodistas, la negociación debe ser sólo comercial, los periodistas deben mantener la independencia” expresa la periodista Mariela Márquez, quien deja claro que en términos económicos, la publicidad hace parte de las alternativas para sostener un canal de televisión, pero sostiene que debe ser una relación directa con los asesores comerciales, que no debe incidir en los noticieros o programas que impliquen productos periodísticos.

Sobre lo anterior es importante aclarar que el perfil del medio no se debe ver afectado por alguna preferencia hacia el gobernante, así éste paute allí, debe ser una postura neutral, se insiste en la proposición de que no debe existir ningún tipo de relación entre ese tipo de personajes públicos y el canal, mucho menos las emisiones periodísticas manejadas en él.


“En la medida en que se parte de la premisa de que el periodismo, para poder informar con unos parámetros mínimos de responsabilidad, debe ser independiente, sin ningún tipo de vinculación ya sea política, personal por parte de los directivos o económica entre el medio y un sector del gobierno, pues está claro que no va a poder tener ningún tipo de independencia”. Asegura el periodista Gustavo Colorado, quien deja por sentada la postura expuesta en este escrito y finaliza su argumento aclarando que esa relación entre el gobernante de turno y el canal de televisión “No es ilegal, pero no está bien hecho”.

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