
Google: imágenes, niños profesiones
Por : José Norbey Gutiérrez Zuluaga
En tiempos de antaño, los abuelos se apoyaban en dichos para orientar su vida y la de sus hijos. Recordemos algunos como: “es mejor malo conocido que bueno por conocer”, “mejor pájaro en mano que cien volando” y el último para esta introducción, acorde al tema sobre el que se pretende disertar es, “en el desayuno se sabe lo que va a ser el almuerzo”.
Lo anterior con el fin de argumentar que si a un niño, no se le da una formación en valores desde su hogar, con mucha facilidad en su vida profesional este tendrá deficiencias para desenvolverse en el ejercicio de su oficio de manera ética y moral. Por ello es indispensable que los padres de familia tomen conciencia de la importancia que tiene formar a los niños desde los más tiernos años con valores morales. Es difícil pretender que una persona quién desde su infancia se acostumbró a mentir a inventar cuentos, sin ser corregido, pueda en su adultez ser alguien honesto y mucho más si en su vida profesional desempeña una labor que exige esta condición, como lo es la de ser periodista, sin pretender decir que otro tipo de profesión no requiera de la honestidad del profesional. En el caso puntual del periodista lo que sucede es que quién tiene bajo su dominio un medio de comunicación, cualquiera que este sea, debe tener afianzadas de manera importante cualidades que den cuenta de su seriedad, honestidad y compromiso con la sociedad y con él mismo, por el alcance y cubrimiento que estos tienen.
Es claro que los medios de comunicación y sus funcionarios deben obedecer a unos mecanismos de “autorregulación” y podría pensarse que con estos es suficiente, lo que puede pasar más bien es que estos pueden llegar a ser menos indispensables en su aplicación, si la persona que labora en un medio informativo posee unos principios y valores que han sido imbuidos desde la familia, así la labor no sólo puede llegar a ser mejor realizada sino que su ejecución puede hacerse de manera más responsable, natural y haciendo un verdadero aporte desde ese campo profesional al entorno social.
Por otra parte, un periodista profesional, por su condición de tener bajo su dominio y capacidad de manipulación la información podría autorregularse, lamentablemente se dan fallas en el gremio que hace que se presenten generalizaciones por parte del público seguidor de la información, los cuales llevan a sentir desprecio por este oficio y por sus representantes, metiendo en un solo empaque a todos los que lo ejercen, como dice la frase “por uno pagan todos”.
Afortunadamente no son todos, algunos periodistas tienen en cuenta el hecho antes de producir la noticia, tienen claro que del trato que se le dé a esta pueden generarse otras reacciones las cuales llegarían a ser más desastrosas que el hecho mismo. Otros por el contrario, no les importa ni siquiera la manera como consiguen la noticia, lo importante es que esta salga y si es la chiva con mayor razón. A los primeros entonces hay que felicitarlos, a los segundos invitarlos a que reflexionen sobre su actuar y el poder que tienen al ser periodistas y tener a su cargo un medio donde la materia prima es la información y de cuya manipulación puede salir un buen o mal producto.
Para terminar y volviendo al tema de la autorregulación, hay que mencionar el hecho en el que algunas empresas tratan de sacarle el cuerpo a los diferentes mecanismos que se crean para mantener esta. Ejemplo de ello es el caso del programa del “defensor del televidente”, espacio que es emitido en uno de los canales privados a las 12:30 am, hora en la cual no se cuenta con el nivel de audiencia que se tenía horas atrás, lo cual deja mucho que desear, si las mismas empresas no le dan importancia a las quejas de los usuarios, que podemos decir de sus colaboradores, cuando realmente esto permite que no se atropelle la profesión y el objeto de ella, de entrada los medios de comunicación tienen una responsabilidad social que cumplir, hablar con la verdad y corregirse si se equivocan. En este orden de ideas “la ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo”, a los medios y a sus representantes, situación que se haría más fácil “si la educación comienza en casa”.
Pero infortunadamente el inconveniente mayor se presenta porque por más educación que hayan recibido en los hogares, la misma carece de importancia cuando el periodista llega a trabajar en un medio de comunicación, donde debe ceñirse a los parámetros impuestos por quien le paga.
ResponderEliminarMaría De los Ángeles Hernández C.